sábado, 4 de octubre de 2014

El universo

-Infinitas preguntas que responder en un tiempo finito.-

Podría dejarlo aquí y si profundizas en la introducción, habría hecho la mejor tesis jamás escrita. Pero como que necesito liberar espacio de mi "física" mente y por ahora veo que mi mujer no me llama, dejaré que se me vaya un poco la olla y disfrutaré un rato.

Lo primero que haré, es mencionar las palabras que mi profesor de filosofía cito en cierta ocasión. Estás palabras fueron las que me abrieron un mundo de preguntas que solo en una ocasión logre resolver. Él dijo lo siguiente: -El mundo, todo lo que nos rodea, el universo y cada vida en él, puede encontrarse entre la porquería de la uña de un gigante.- A mi esto me dejo aún más loco. Me estaba diciendo que en cualquier lugar habían universos por ahí sueltos. Vidas como la mía que albergaban otras vidas, formando un espiral infinito de universos. En cada átomo de todo lo que nos rodea, si hurgas en lo más profundo, allí encontrarás un universo sin fin. La inmensidad de este comentario, que hizo aquel hombre que daba filosofía a unos chavales, al menos cambió a uno. De eso va ser profesor, ¿no? de causar impacto a tus alumnos para que se queden con algo de lo que les has explicado. Pues este lo consiguió.

A partir de allí, fue como un concurso donde cada idea es un participante que combate contra otras, para ver quien puede ser más extravagante en sus preguntas.

De todas ellas, la única pregunta que sigue atrayéndome, es una que formé no mucho más tarde que otras. Quizás la formé porque vi o leí algo, no lo sé, tampoco me interesa reclamar la autoría de ella. La pregunta es la siguiente: -¿Y si cada uno de nosotros, ve el mundo de forma única, de forma subjetiva?- Esta pregunta parece un poco confusa, o más bien es tan clara que confunde, pero tengo una teoría que la explica. Un ejemplo practico es pensar en cuando somos pequeños; relacionamos cosas y aprendemos según los estímulos recibidos. Ahora pensemos en los colores, rojo, azul, amarillo... cualquiera. Todos sabemos que colores son, porque alguien en la fase de aprendizaje nos dijo que este color que vemos recibe el nombre de rojo, este otro que ves aquí se llama azul y este amarillo. Pero, ¿realmente el color rojo que yo veo es el mismo color que tu ves? De manera subjetiva yo veo colores igual que subjetivamente tu los ves. Simplemente han asignado nombres a colores, nunca sabré que ven tus ojos.

Esta teoría se puede retorcer y aplicarla más a lo grande. Bajo mi punto de vista, podría ser que cada persona vea un mundo independiente, totalmente distinto al resto de mundos de los demás. No hay problemas porqué aceptamos todos unas pautas preestablecidas y nos ceñimos a ellas. -Yo no veo el rojo como tú, pero los dos coincidimos en el nombre del color que vemos.-

Bueno ya sé lo que estás pensando: -Menudo colgao, seguro que se pone hasta el culo, se sienta delante del ordenador y empieza a vomitar teorías de fumeta sin sentido.- Lamento defraudarte, pero  no soy de esos y cuando lo era, no empleaba el estado embriagado de mis pensamientos en nada que fuera productivo. Si haces el esfuerzo y te planteas esta pregunta unirás cabos y entenderás el porqué de este razonamiento: -¿Qué somos?- Sé que esta pregunta puede preceder a dos más: -¿De donde venimos?- y -¿A donde vamos?- Pero para mi son prescindibles. Si resuelves la primera, las otras dos van rodadas.

No, a mi no se me ha olvidado, aunque a ti sí. Antes dije que en una ocasión logre resolver las preguntas formuladas. Logré resolver la gran pregunta: -¿Qué somos?- Lo cierto es que sí y la paz que note cuando lo hice no tiene comparación a nada de lo que he podido sentir en más de treinta años. Fue una sensación cálida, acogedora, tranquila y clara. Los problemas por un instante desaparecieron. Me encontraba en una situación parecida al sueño REM pero totalmente lúcido. No puedo explicarlo mejor, lo siento, pero si quieres leer más sobre el tema pincha sobre "Fiebre de viernes noche". Lo peor de todo es que la respuesta permaneció en mi mente lo que durarías en el centro de un agujero negro. Inmediato. Fugaz. Instantáneo. Aunque para mi fuera eterno, sé que fue un destello y desapareció sin dejar rastro.

¿Cómo conseguí ese estado? No se lo recomiendo a nadie, ni tampoco dejo de recomendarlo, allá cada cual, pero... joder, ¡mis amigas secas y larguiruchas hicieron maravillas!

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