sábado, 10 de enero de 2015

Fiebre del viernes noche

Todo empezó en alguna de las quedadas que hacíamos después de cenar, en casa de nuestras respectivas madres, un día entre semana. Nos reuníamos en un banco de la calle principal del barrio, siempre el mismo banco, nuestro banco, también llamado "el banco". Sobre las diez de la noche veías aparecer a chavales de todas partes, andando con aires desgarbados hacia el mismo punto de destino. Allí permanecíamos charlando de nuestras movidas un par de horas. Lo necesitábamos, necesitábamos ponernos al día, vernos las caras, comentar la jugada, mientras apurábamos algún que otro canutillo receloso. Fue entonces cuando alguien sugirió montar un buen festival el viernes próximo. Como es normal, no hizo falta someter la moción a referéndum, quedaba aprobada inmediatamente. -¿Qué haría diferente este viernes de otro?- Cada viernes por la noche, corríamos una buena juerga, así que para destacar esta de entre otras, necesitábamos un buen aliciente, algo fuera de lo común, algo diferente a la hierba y las cervezas. No sé quién fue, pero alguien sugirió que habían unas setas que te hacían alucinar. Setas alucinógenas, les llamaban. Las vendían en una tiendecita de la ciudad. -¿Cómo puede ser? Estas movidas tan de puta madre no pueden venderse así como así.- Comentó alguien. Por lo visto las vendían en unos saquitos, que contenían nueve de estos bocados flipantes, para dejarlos debajo la almohada. Según ponía, si así lo hacías facilitaba el sueño a aquellas personas que padecían de este problema. Joder, parecía una idea cojonuda. A la degustación de tales majestuosos hongos, nos apuntamos cuatro candidatos. Yo que siempre había sido el más pequeño del grupo, para estas cosas era un "echao pá lante".

Al fin llego el ansiado viernes. Esa misma tarde, después del curro, fuimos a la ciudad. De camino a la tienda, la emoción iba in crescendo. La tiendecita era muy pequeña, nada más entrar por la minúscula puerta, protegida por una banda de tiras metálicas que colgaban del marco superior pintadas con la bandera de Jamaicana, te topabas con el mostrador. Allí tenían un poco de todo, sacos de arena especiales para cultivar marihuana, semillas, lámparas... todo lo que un fumeta podía llegar a soñar. Nos dirigimos al chaval que allí esperaba hojeando una revista que trataba sobre la ganja, como no, y le comentamos lo que veníamos buscando. El tío nos ofreció dos tipos, ahora no recuerdo los términos exactos pero, uno era más fuerte que el otro. -¿¡Qué somos gilipollas!? ¿¡A caso nos ves con cara de pringaos!? ¡Joder, las más cañeras!- Era obvio. Nos advirtió de que si nunca habíamos jugado con sustancias psicotrópicas, deberíamos ir con mucho cuidado, los que las tomaran no podrían beber ni fumar. También nos sugirió que no lo hiciéramos en el exterior, que lo consumiéramos en un recinto cerrado. Al parecer íbamos a despertar una bestia que no podía ir correteando por ahí, sembrando el caos por las calles. -Bajo ningún concepto toméis más de tres por cabeza, hay que saber drogarse. En el paquete van nueve, ¿cuántos vais a ser? -Cuatro.- Respondimos al unísono. -Vale, os daré un par de bolsas. Yo de vosotros tomaría dos o tres como mucho. El resto las podéis guardar para otra ocasión sin problemas. Las tenéis que ir masticando poco a poco e ir tragando la saliva que vayáis creando. Al cabo de unos cinco minutos os tragáis el resto.- Quedó clarísimo, para los moñacas como mucho tres, para unos tíos de barrio como nosotros, media bolsa cada uno.

Llegaron las diez, puntualmente a la cita, allí aparecieron todos. Hicimos unos petas en "el banco" para no dejar atrás a ningún rezagado, los terminamos y nos metimos en el local donde celebrábamos nuestras reuniones nocturnas. Recuerdo que aquel día había más gente de lo habitual, más alcohol del habitual y más fume del habitual. Cada bolsa era para dos personas como habíamos acordado, dos parejas. Así que nos reunimos y... -¡Mierda! Nos falta uno.- El único que no podía faltar, faltaba. -Bueno, nosotros empezamos ya.- Comentamos mi pareja y yo. Así lo hicimos. Habíamos fumado algo, pero nada del otro mundo. En nuestra sangre, de por si, los niveles de THC eran infinitos y constantes. Repartió él cuatro setas y media para mi y la otra mitad para él. Eran alargadas con una cabecita redonda en uno de los extremos. Estaban secas y malísimas, pero no fallamos a ninguna de las pautas establecidas. Estuvimos rumiando esos nauseabundos hongos cinco minutazos y nos las tragamos.

El ambiente de la fiesta era soberbio. Un buen rollo de puta madre, todo el mundo pillando un buen cuelgue entre colegas. Todo el mundo sí, menos nosotros que estábamos con la abstinencia. Iban pasando los minutos y nada. Nos mirábamos, mi alucinante compañero y yo, y negábamos con la cabeza. En uno de esos encuentros, de miradas cruzadas en busca de algún síntoma semejante, vi que él empuñaba una fresca y saciante litrona. -¡Serás cabrón!- Me devolvió el amable insulto con una sonrisa y un buen trago. Me acerque a él y... -¡Trae pá qui!- Exclame quitándole la cerveza de entre sus manos. Oh... como entro de fresquita y reconfortante.

Ya éramos uno más. -A beber y a fumar que estos cabrones nos llevan ventaja.- Pensábamos. Cuando de pronto me percato de que el compañero de la pareja que había quedado coja, llevaba un buen rato por allí. -¿¡Ei qué pasa!? ¿Le habéis tirao ya, o no?- Pregunté. -No, no, vamos a pasar, que llevamos un cebollón de la hostia ya.- En aquel momento me pareció la mejor noticia posible, no podía haber nada mejor en aquel momento que comerse otro medio paquete de esas ricas setas. -Un paquetito por cabeza es lo suyo.- Me autoafirme. -¿¡Qué pasa tío!? ¿Te hace comerte el paquete de estos dos? -¿No se lo van a comer? -No. -¡Joder, de puta madre!- Ya estaba hecho. -Pero esta vez barajo yo.- Repartí cuatro setas y media para él y las cuatro setas y media más grandes restantes para mi. ¡Anda que no!

La juerga seguía su curso. Mi mejor amigo, el anfitrión de todo aquel desmadre, se le ocurrió una idea que surgió ser lo más bestia que he visto en mi vida. -Tráeme el inflador. ¡Oye nen! Ves haciéndote un peta.- Dijo. Se refería a un inflador de esos de pie, para hinchar colchonetas de playa. Montamos la manguera con la boquilla más grande, la que no usa nadie de lo grande que es. Terminamos un magno canuto y poso en el suelo el inflador de colchonetas, lo apretujo con su cuarenta y cuatro todo lo que pudo y dejó el interior de este completamente vacío. Por el agujerillo donde aspira, le acoplamos el peta, aparto la bamba de encima y se lo fumó todo. En el interior del inflador ahora teníamos la esencia de un canuto de suculenta y resinosa hierba, deseosa de pasar a alguno de nuestros pulmones. El candidato fue el tipo más grande del local. Un pavo de un metro noventa y unos cien kilos, lo que viene siendo un tío grandote, vamos. Las reglas eran claras y así se las transmitió: -Cuando cuente tres, aspira a pulmón todo lo que puedas. -Vale, cuando quieras.- La escena era increíble, no se me borrará jamás de la memoria. Un tío con el pie levantado, al filo de pisar un inflador de colchonetas repleto del humo de un canutazo de maria. En el extremo del tubo unos labios bien sellados a punto de absorber la esencia en una sola calada. -Un, dos... tres.- ¡¡Pisotón!! Madre mía... pisó el inflador con todas las fuerzas del mundo. Podéis hacer el esfuerzo e imaginar el vapor de la respiración saliendo por los orificios nasales de un toro en una tarde de invierno, pues exactamente eso. Al instante le salieron litros y litros de humo denso por la nariz. Empezó a toser bocanadas exageradas de este gas blanco y espeso, no podía parar. Nos miramos todos los caretos de atónitos y nos empezamos a partir la caja como nunca. Si el candidato hubiera sido otro, saca los pulmones por el culo y eso nos hacía aún más gracia.

Todo iba estupendamente, risas, colegueo, idas de olla... todo de lujo, lo esperado de una gran noche de viernes. Cuando de pronto un cuadro pintado con la imagen de un perro en mitad del campo, empezó a perturbar la mente de mi pareja comedora de hongos.

(Continúa el 17/01/2015 - Ambulatorio)

6 comentarios: