sábado, 6 de septiembre de 2014

Arrancando con una obsesión

Quién no se ha obsesionado con algo alguna vez. No digo con alguien, eso ahora no me interesa.

Mi primera obsesión fue la música. -¿Qué lo define una obsesión?- La respuesta es bien sencilla; todo tu alrededor, allá donde te alcance la vista, es música.

Otra característica de obsesionarse, es que normalmente se acaba disolviendo en otra de las muchas acciones realizadas a lo largo del día, perdiendo así la importancia de la exclusividad en tus pensamientos. Si esta obsesión no es caduca, ten por seguro que te arrastrará hasta tu propio fin y es entonces cuando dejas de ser alguien con una obsesión y te conviertes en un obseso; hay que diferenciarlo muy bien.

Volviendo al hilo de lo personal, la música y en especial los sonidos "percusivos" me volvían loco, me vuelven loco. Soy capaz de escuchar una canción y lograr segmentar las pistas de audio en mi mente, separar las baterías con las bases de los bajos, aislar el resto y desecharlo; voz, guitarras, melodías... nada importa, solo la línea de bajo y batería. Para mi, eso es la música, el puro "tempo", lo demás es un atractivo desecho.

Mi primer profesor Miguel del M., un puto metrónomo de una calidad insuperable, decía que los bateristas eran como primitivos aporreando troncos de arboles huecos para llamar la atención. Quizás eso sea todo. Cuando un grupo destaca por encima del resto, lo único que les hace diferentes, es que llaman la atención más que otros. Ya sea por sus melodías, su indumentaria o por sus varias excentricidades. -¿Por eso elegí la batería de entre todos los demás instrumentos?- A día de hoy no lo sé, pero lo que si sé, es que cuando estás "Detrás en la fundición", tienes la responsabilidad de hacer caminar a la banda y en tus manos está el éxito o el fracaso de todos. Dentro de un mismo grupo hay buenos componentes y mejores. Esa si es una buena razón para elegir ser batería.

Mi camino como baterista tuvo varias épocas, del Punk-Rock más guarro de guitarras abiertas, estridente y rápido, al Country más clásico. Pero sin lugar a dudas, si hay un estilo donde de verdad he disfrutado, ese ha sido el Metal, en todas sus variantes. La explicación es obvia, escucha cualquier canción de "Lamb of God", "36 Crazyfists" o "Limp Bizquit", por mencionar tres al azar, lo primero que harás al poner algún tema de esta gente, es mover la cabeza al ritmo que te marcan las baterías. La primera sensación que recibes viene directamente del bombo. Ese "PUMB", se mete dentro, va más allá de lo que tus sentidos físicos pueden captar, se instala en tu interior y te obliga a digerirlo del estómago al cerebro. Es una sensación que solo he percibido con la música, con las baterías.

Y sin más, llega un día donde la saturación musical vence a tu demanda. Es entonces cuando vas al Fnac y ¡sorpresa! no sabes que comprar. Demasiado tiempo, demasiado intenso, demasiado rápido... -No hay que rendirse.- Piensas otra vez. Una característica de todos los músicos "jóvenes" que no se ganan la vida con la música, es el anhelo de querer cambiar eso y que por fin las largas noches de ensayo den su fruto. A la vez que envejeces, también crece tu sentido común y llega el día de afrontar que no eres batería, sino que lo de verdad eres es mecánico. En este punto parte la diferencia. Ha llegado el momento de ser realista y tienes dos opciones. Opción A: -Me gusta la música, me gusta sacrificar el tiempo libre por los ensayos y estoy a gusto con lo que hago.- Opción B: -Me gusta la música, pero más me gusta la libertad de elegir en cada momento en que sacrifico mi tiempo libre y realmente ¿como he acabado tocando "La chica de ayer" de "Nacha Pop"?-

Sin embargo me enorgullezco de haber estado obsesionado con la música. Del 1998 al 2009 son más de diez años que dan para formar una montaña de anécdotas, compañeros, conciertos, malos y buenos rollos, malos y buenos momentos: -Hay que echar a este. -Este tema es una mierda. -No puedes venir todas las noches con el cebollón. -Me voy dos meses a currar fuera. -Se ha suspendido.- Y por su puesto: -Habéis sonado de puta madre. -Como camina este tema. -Estamos para lo que haga falta. -Tocamos con los Reincidentes. -Este verano no hemos parado. -Barra libre hasta cerrar.-

En resumen, y hablo por mi, una obsesión bien llevada es sinónimo de riqueza, eso sí, inmaterial.

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