sábado, 27 de diciembre de 2014

Feliz Vanidad

-Es navidad en Jerusalén y en navidad matan también. Jesusito ya va a nacer, que te pille un palestino, cacho cabrón, y que te cuelgue de un pino.- ¿Qué tal esta otra? -Millones de abetos cortados por una estúpida tradición, que luego acabarán tirados en la basura, en cualquier lado. Luces por toda la ciudad para intentarla disfrazar, anuncios de paz y hermandad que después ya de nada valdrán.-

Estas dos estrofas son de una canción de Soziedad AlkoholicaFeliz Falsedad. Las siguientes, como no podría ser de otra forma en estas fechas, pertenecen a un Villancico pero de Ska-P.

-Jesucristo era un tío normal, pacifista, intelectual. Siempre al lado de los pobres, defendiendo sus valores, siempre en contra del capital.- Y así reza más adelante. -Fue la iglesia la que se lo montó y de su muerte un negocio creó. El vaticano es un imperio que devora con ingenio predicando por la caridad.-

En su momento fueron dos grandes canciones y siguen llenas de significado. La primera incluida en el álbum "Directo - 1999" y la segunda perteneciente a "Eurosis - 1998", son un par temas que bien analizados muestran un festivo atuendo, el cual nos ponemos voluntariamente, repleto de banalidades.

Más allá de mi fobia a los actos sociales donde se reúnen más de dos personas, ya sean celebraciones de cauce festivo y agradable o reuniones de cualquier otra índole, diré que estás fechas son las que me producen mayor pereza.

Las Navidades te rodean, envuelven tu ser en un baño extraño de emociones. Al respirar, el aire se nota diferente por alguna extraordinaria razón que une nuestras auras de forma colectiva. Entramos en simbiosis con el resto de la colmena y eso hace que el ambiente se note enrarecido, diferente al resto de los días. Las calles se llenan de gente arrastrada por el entusiasmo generalizado y aunque quieras pasar desapercibido y te mantengas alejado de la orilla, la marea sube de tal forma que llega a salpicarte. No puedes escapar de esa sensación. La sociedad la acepta y tu eres parte, te guste o no, de ella.

Exactamente esto es lo que me jode de esta época del año. Relacionarme con gente que, sin querer, me va a contagiar su aparente estado de ánimo, dejando mi voluntad al descubierto y quedando a merced del flujo de su energía desprendida. Odio que me impongan ese cambio, no quiero formar parte de esa mentira, pero es inevitable. No puedo luchar contra ello, aunque me resista con todas mis fuerzas y me encierre en el lugar más tenebroso de mi mente, llegare a ser uno más entre ellos. Poco a poco yo también me transformaré y contagiaré a cualquiera que se me presente.

Nuestra tradición, nuestro folclore y todas estas sensaciones, son aprovechadas por las multinacionales, como la carroña que dejan los leones para los buitres y no hacemos absolutamente nada. El consumismo mueve un mundo capitalista y nos ciega el camino sobrio de lo necesario. Regalos, cenas portentosas, elegantes y caras vestimentas... son sinónimo de una cultura pobre, que va dando bandazos sin seguir una meta clara. ¿Por qué escudarse bajo la apariencia? Aparentamos vivir en un mundo feliz y olvidamos nuestros genes autodestructivos. Aparentamos ser felices cuando vivimos sumergidos en el odio constante de nuestro lado más oscuro. Abre el objetivo, abre el campo de visión... deja de mirar por la mirilla preestablecida y verás el caos que te inunda. Por una vez seamos fuertes y enfrentémonos cara a cara a nuestros problemas, no los volvamos a tapar bajo el manto llamado navidad.

Y vuelven a aparecer ellos, en fin... ¡la Iglesia! Aunque seas el ateo más confeso del reino de los cielos, estás en él. Ya puedes celebrar la navidad porque te guste pillar un buen ciego justificado, o prefieras pasar un buen rato en familia junto al fuego de la chimenea, formarás parte de este poderoso colectivo. Las redes de la Iglesia lo pescan todo, están en todas partes, en todos los caladeros. Meten su dorada cuchara y la sacan bien colmada. Vamos a ver, ¿qué porcentaje de población celebra la navidad bajo el umbral del Catolicismo y no es un hipócrita? Te contesto ahora mismo: NADIE. ¿A quien conoces que por estas fechas, entregue toda su voluntad al prójimo? Yo no conozco a nadie. La palabra de Dios es "entrega". Entrega tu alma, entrega tu cuerpo, entrega todo lo que tengas, despréndete de lo innecesario y si alguien necesita algo de lo necesario, entrégaselo también. Da tu vida a cambio de nada y vendrá el mismísimo Dios a buscarte con su celestial Rolls Royce Phantom. Por favor, seamos sinceros. A nadie le interesa, ni a ellos mismos les parece interesante, dar sin recibir nada a cambio. Entonces ¿por qué dejamos que nos marquen como a ganado? A sí, lo había olvidado, seguimos mirando por la mirilla preestablecida.

El minúsculo agujerito en el cual clavamos nuestro ojo y no perdemos detalle de nada de lo que asoma. Así nos va bien... a mi me va bien... entonces, ¿¡para qué cambiar!?

6 comentarios:

  1. A veces me da miedo coincidir en algunas cosas que escribes.

    ResponderEliminar
  2. Yo soy católico, creo en Cristo y celebro la Navidad porque es el nacimiento de Jesús.
    Si no te gusta la Navidad, ve a China, Siria, Irak o ve a ayudar a los pobres a Cáritas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. España es aconfesional, no tenemos ninguna religión adherida al Estado muy a tu pesar, así que no me sirve tu argumento de que si no estás bien aquí vete.

      Por otro lado si las fiestas "Cristianas" perduran en el tiempo, es simplemente por folclore y tradición, una minoría sois los que dais a estas fiestas un aire de fe hipócrita.

      Y para acabar diré que la labor de Cáritas no sería necesaria si la Iglesia, la institución, predicara con lo que cree.

      Gracias por el comentario y por tu tiempo. Un saludo.

      Eliminar
  3. Claro que las multinacionales se aprovechan, claro que la venda del consumismo nos hace gastar dinero, que luego echaremos de menos, en cosas innecesarias o que nos podríamos comprar en otra época del año, pero ¿por qué vamos a hacer otra cosa? Tú dices que no te sientes representado ni por estas fiestas, ni por la unión familiar y mucho menos por la Iglesia, pues yo deseo que lo consigas, que consigas una noche de paz y una noche de amor con quien quieras tú y no con quien te impongan, pero también deséame a mi que pueda disfrutar de mi familia, entre ellos, tíos, abuela y sobretodo primos. Con esto quiero decir que cada uno haga lo que le de la gana, donde le de la gana y con quien le de la gana. Yo prefiero ser un consumista, dominado por las élites económicas y capitalistas de este país en concreto y de este mundo codicioso en general y poder y querer estar esos días con mi familia que renunciar a todo eso, a algo que he hecho desde que nací y me gustaría seguir haciendo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues claro, no he intentado nunca adoctrinar a nadie y mucho menos creo que mis ideas o mis conceptos de la vida deban coincidir en los de alguien, lo único que hago es poner el acento en que hay pautas comunes con las que algunos de los participantes no se sienten especialmente cómodos.

      También pienso que no se deben buscar excusas para reafirmar los lazos familiares. Sé que no es el caso, pero todos los días deberían ser Navidad si nos basamos en el amor de nuestras familias.

      Pero por otro lado ese "Haz lo que te de la gana" no sirve para todos igual. Para entenderlo mejor te copio este enlace de una entrada anterior llamada "Egoísmo antisocial": http://elpelusahurtado.blogspot.com.es/2014/09/egoismo-anti-social.html

      Gracias por la lectura y el comentario. Un saludo.

      Eliminar